Además, en las distintas ocasiones que el hombre estuvo en 2017 con las víctimas (de 14 y 15 años respectivamente) les proporcionó marihuana.
Por ello, la Audiencia le condenó a la pena de diez años de prisión por los abusos sexuales y a un año por el delito contra la salud pública. Se le impuso también la pena de cinco años de libertad vigilada que cumplirá al salir de la cárcel, según informan fuentes del TSJCyL.
El condenado, que deberá participar en un programa de educación sexual, no podrá acercarse a las víctimas ni comuncarse con ellas. Tampoco podrá ejercer cualquier profesión u oficio, sea o no retribuido, que conlleve contacto regular y directo con menores de edad por un tiempo de ocho años, por cada uno de los delitos.
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